Abdalá Al Omari, un artista sirio y refugiado, es el creador artístico de esta loca y polémica idea de poner a los líderes mundiales al otro lado, al de los exiliados, personas desplazadas o marginadas por la sociedad, como él mismo hasta que encontró una salida, como los cinco millones de ciudadanos de su país que escaparon a los seis años de guerra.
Como consecuencia muestra el resultado de su desempeño en una galería de Dubái (Emiratos Árabes Unidos), con un excelente recibimiento en las redes sociales, especialmente en el mundo árabe.
Su serie, titulada The Vulnerability Series (Las series de la vulnerabilidad), hace hincapié en los poderosos de su país y de los de fuera. Así, se pueden ver personalidades como el presidente sirio Bashar el Assad pintado como un ejecutivo desempleado y el norte -con un barco de papel en la cabeza, la locura-, mientras que el presidente norteamericano Donald Trump lleva a una niña encima, más una mochila con lo poco que le queda, y muestra una foto de su familia entera. A Vladimir Putin, el mandatario ruso, se lo puede ver como un mendigo, con un cartel que reza: «Help me rule the world. God bless you» («Ayúdenme a gobernar el mundo. Dios los bendiga»).
“Quería imaginar cómo todos estos líderes poderosos se verían en nuestros zapatos”, cuenta el autor, que tras su llegada a Bélgica inició el proceso creativo para crear la serie de piezas que componen la colección. Su pincel empezó a dar forma a un Nicolas Sarkozy tirado en la calle, sentado junto a François Hollande. “Fue una especie de reacción personal sobre mi historia como alguien desplazado. Quería una dulce venganza pero con arte”, declara.