Mientras los argentinos estamos acostumbrados a congelarnos con temperaturas que rozan los cero grados (como máximo) en invierno – y una o dos nevadas por siglo -, el pueblito japonés Shirakawa-go registra 10.6 metros de nieve por año, convirtiéndose en uno de los lugares más nevados del planeta.
Su nombre se traduce a «Pueblo del Río Blanco» y es una zona declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que se encuentra aislada, completamente rodeada por montañas. Los vientos vuelan desde Siberia a través de los relativamente cálidos mares de Japón, generando nubes con mucha humedad. Estas entran en altitudes más altas, sobre los Alpes japoneses, y liberan toda la precipitación en forma de nieve sobre este pueblo.
La aldea pintoresca se volvió reconocida por una imagen en particular: sus cabañas históricas cubiertas de nieve y decoradas con lucesitas de noche. Debido a su aislamiento, los habitantes desarrollaron un estilo de arquitectura que aún se mantiene en 114 cabañas. Los refugios con techo de paja fueron especialmente diseñados para aguantar grandes cantidades de nieve, y muchos de ellos tienen más de 250 años. Algunas de estas cabañas tradicionales fueron transformadas en museos, restaurantes u hoteles para turistas.
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