Los espejos son un ornamento atemporal, práctico y decorativo que es óptimo para aumentar la sensación de profundidad y luz de un espacio hogareño. Es clave elegir un buen espejo, como darle en la tecla con su ubicación y tamaño.
Lugares estratégicos:
- Un espejo junto a la ventana: La conexión interior y exterior es uno de los objetivos primordiales, cuando hablamos de espacios con poca luz. Para concretarlo no hay mejor idea que colocar un gran espejo, mínimo dos metros, junto a la ventana. De esta forma se va a reflejar la luz exterior y las vistas. Si aún nos queda espacio, acompañarlo de un pequeño sofá donde poder sentarse a leer, transformará este rinconcito en una zona perfecta para relajarse y disfrutar de la luz del sol y de las vistas.
- Colocar el espejo en una sala pequeña y oscura si nuestra búsqueda tiene que ver con multiplicar la luz y la sensación de amplitud del espacio o bien en algún punto determinado como podría ser encima de la chimenea, si queremos convertirla en un foco de atención.
- Ubicarlo en un espacio en que el reflejo sea de máxima atracción, por ejemplo, una ventana que nos muestre el paisaje y potencie la luz o en una pared en la que potencie la amplitud del espacio.
- Otra opción para potenciar la profundidad es convertir los espejos en “trampantojos” haciendo que reemplacen puertas y ventanas con la idea de generar sensación de continuidad en los espacios.
Algunas ideas acá: