Decía el gran filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein que los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo real. Quizás por ese motivo, un vocabulario rico pueda ayudarnos a apreciar todos esos matices de la vida que pueden pasar a nuestro alrededor sin que nos frenemos y trascendamos en ellos. Por ejemplo, el gallego contempla más de 70 vocablos para la lluvia.
La lengua cervantina que hoy conocemos y practicamos, a diario, millones de personas en decenas de países, es el fruto madurado de siglos y siglos de evolución y de la heterogénea mezcla de todo tipo de distintas culturas y civilizaciones.
El castellano cuenta con la tercera mayor población alfabetizada del mundo (un 5,47 % del total), siendo la tercera lengua más utilizada para generar información en los medios de comunicación, y también la tercera lengua con más usuarios online (182 millones, 8% del total).
El diccionario de la RAE contiene 88.000 palabras. El de americanismos 70.000; aunque se estima que el 30% de las palabras que usamos ni siquiera aparece en el diccionario.
Algunas de las más cálidas y preferidas al ser escuchadas son: