LA FÓRMULA MÁGICA PARA CREAR LA BASE
Toda la magia del smoothie bowl está en la base, el puré o batido de ingredientes que incorporará los ingredientes añadidos. Un verde vivo, amarillo limón, rojo pasión o púrpuras y rosados son buenas opciones tentadoras de comerlas con solo verlas. El verde es la apuesta más sana, porque incluye ingredientes vegetales como hortalizas de hoja verde, perejil o coles, pero hay más alternativas.
Esta es la fórmula madre a tener en cuenta como punto de partida para nuestras creaciones:
+1 taza de mezcla de frutas y/o verduras. Para un mejor resultado, es importante que al menos una de las frutas esté previamente congelada, por ejemplo banana madura, mango o piña. Si no queremos que las verduras roben demasiado protagonismo deberían ocupar 1/4 de todo el volumen.
+1/2 taza de líquido. Agua mineral, agua de coco, jugo de naranja natural, leche o bebida vegetal, yogur natural o lo que más nos apetezca. Podemos combinar varios tipos dependiendo de la textura que tenga nuestra mezcla de frutas y verduras.
+1 cucharadita o 1 cucharada de endulzante. Ajustando al gusto, podremos darle un puntomás o menos dulce con miel, melaza, sirope de ágave o de arce, dátil o ciruelas pasas trituradas, manteca de almendras o de maní, etc.
+1 cucharada de cereales, frutos secos o semillas. Copos de avena, semillas de lino, semillas de chía, copos de espelta o centeno, quinoa, semillas de sésamo… Hay muchísimas opciones. Ayudan a espesar, suman vitaminas, minerales y proteínas, y suben el contenido energético y el poder saciante del smoothie bowl.
+1/4-1/2 cucharadita de especias o aromas. Es opcional, pero un poco de canela, cúrcuma, jengibre, vainilla o cardamomo pueden subir de nivel el sabor final.
LOS TOPPINGS O INGREDIENTES AÑADIDOS
Es recomendable experimentar con los contrastes y que combinen bien en cuanto a los colores. Recomiendo mezclar algo de fruta fresca con un par de ingredientes crujientes, como almendras y pipas de calabaza o sésamo ligeramente tostados en una sartén sin aceite. El coco da un toque exótico que va muy bien con casi todas las frutas, y los frutos rojos frescos pueden aportar un contrapunto ácido clave. Chocolate puro picado o rallado, incluso cacao en polvo sin azúcar, son también buenas opciones.
DOS RECETAS IMPERDIBLES
1. Smoothie bowl verde de kiwi, rúcula y avena
Ingredientes para 1 ración:
- 1 kiwi verde
- 1 banana madura
- 1 rodaja de ananá
- 1 cucharada de copos de avena finos
- 1 dátil
- 1 manojo de rúcula
- leche de avena necesaria
- 1 trozo de papaya o mango
- arándanos
- cerezas o frutillas
- semillas de sésamo negro
- semillas de chía o de amapola
- coco rallado.
Preparación:
1.Si queremos una textura más espesa y si nos gusta muy frío, la noche antes pelar la banana, cortar en rodajas y congelar en una bolsa hermética. Se puede preparar también directamente antes de consumir. Cortar el kiwi por la mitad y sacar la fruta. Trocear y colocar con la banana en una picadora o batidora.
2.Cortar una rodaja de piña natural, preferiblemente que esté madura y bien jugosa, retirar la corteza y el núcleo central más duro. Trocear y añadir a la picadora. Retirar el hueso del dátil, picar y triturar con la fruta y una cucharada de copos de avena. Añadir la rúcula y triturar de nuevo hasta conseguir una textura cremosa homogénea.
3.Agregar leche de avena hasta conseguir la textura deseada o para suavizar el sabor. Añadir un poco más de copos de avena si queremos que quede más espeso. Servir en un cuenco y decorar con papaya o mango pelado y cortado en láminas, arándanos y cerezas o fresas picados, un poco de coco rallado y semillas de sésamo, amapola o chía espolvoreadas.
2. Smoothie bowl de frutillas, banana y queso fresco con avena
Ingredientes para 1 persona:
- 1 banana al natural o congelado
- 6 frutillas congeladas
- 120 g de queso fresco batido natural
- 1 cucharadita de crema de maní o de almendra 100% natural
- 2 cucharadas de copos de avena
- vainilla en polvo o molida (opcional)
- 1 lima o 1/2 limón
- 1 frutilla
- semillas (chía, amapola, lino, cáñamo, sésamo…)
- coco rallado
- almendras o nueces al gusto.
Preparación:
1.La receta no podría ser más sencilla. Podemos prepararlo con batidora de vaso tipo blender, de brazo estilo minipimer o con una picadora o procesador de alimentos.
2.Cortar el rabito de las fresas y lavar bien, secándolas con suavidad. Trocear. Pelar la banana y cortar en rodajas. Se puede congelar cortado una media hora antes para que la textura sea más espesa y fría, aunque no es necesario. Colocar estas frutas y el queso fresco en la batidora, añadir la cucharadita de crema de maní o almendra, los copos de avena, la vainilla y el jugo y ralladura de la lima lavada.
3.Triturar todo muy bien, en varias tandas y removiendo si fuera necesario, hasta conseguir una buena textura homogénea. Ajustar la cantidad de queso o de avena al gusto, si queremos que sea más espeso. Llevar a un cuenco y decorar con una fresa extra lavada y laminada, frutos del bosque o alguna otra fruta fresca o congelada. Añadir las semillas que se prefieran (en mi caso, sésamo negro y cáñamo), copos de avena finos y almendras o nueces.