Phillip K. Smith es un artista nortemericano que explora las percepciones del color, la luz y el espacio. Con ese interés, encontró una oportunidad perfecta para investigar estos elementos: instaló 250 varas de espejo en la costa de Laguna Beach, California, asegurándose de que reflejen el movimiento de las olas y, especialmente, el atardecer en tonos rosas y violetas.
La obra al aire libre tiene un largo de 400 metros – cada vara mide 3 metros de alto y está hecha de acero inoxidable – y fue encargada por el museo de arte de Laguna. «El arco forma una marca visible entre el mundo hecho por el hombre y el mundo natural», cuenta Smith. «Refleja los colores cambiantes del océano, el cielo y la costa durante el día y la noche».